Los hornos de inducción se utilizan cada vez más en la industria de la fundición gracias a sus ventajas técnicas y económicas. Aportan numerosas ventajas. Entre ellas se encuentran la rápida disponibilidad operativa, el control preciso de la temperatura, la alta reproducibilidad, los cortos tiempos de fusión, el movimiento dirigido del baño de la masa fundida, la atmósfera neutra del horno y el menor impacto medioambiental. De este modo, se puede conseguir un control preciso de la temperatura y del proceso, unos valores de quemado bajos y una baja tensión en el puesto de trabajo, manteniendo una alta uniformidad y precisión analítica. Dependiendo del material utilizado y del revestimiento del horno de inducción, el calentamiento por inducción es posible hasta cualquier temperatura deseada. Los hornos de inducción se dividen en dos tipos: Hornos de inducción de canal y hornos de inducción de crisol. La diferencia es que en el horno de canal, la energía se transfiere sólo a la masa fundida en el canal, que es limitada. Mientras que en el horno de crisol, casi todo el contenido se calienta en el horno de inducción.

¿Qué es un horno de canal de inducción?

La industria de la fundición utiliza este tipo de hornos de inducción para sostener, fundir y colar diversos metales. Entre ellos se encuentran el cobre y las aleaciones de cobre, el aluminio y algunos tipos de acero. El material dentro del horno de inducción se calienta mediante una bobina de cobre y un núcleo de transformador. Los puntos fuertes del horno de inducción de canal son: Ambiente limpio y neutro, gran respeto por el medio ambiente y alta eficiencia térmica. Estas fuertes características hacen que el horno de inducción sea popular en todo el mundo, incluso en su forma usada.

¿Cómo funciona un horno de inducción de crisol?

Este tipo de horno de inducción se utiliza como horno de fusión, horno de mantenimiento, horno de fundición y horno de fusión de virutas. Sus aplicaciones se encuentran en la fundición de hierro gris, en la industria no ferrosa (NE) y en aplicaciones especiales en la industria del acero. Sus puntos fuertes son su gran flexibilidad, sus aplicaciones universales, su fácil ajuste de potencia y su respeto por el medio ambiente. El cuerpo del horno de inducción de crisol consiste esencialmente en un crisol de cerámica. Este está rodeado por fuera por una bobina de inducción cilíndrica. La corriente alterna fluye a través de la bobina multibobina e induce una gran corriente dentro del metal contenido en el crisol, de forma similar a un transformador. Gracias a la ley de Joule, los remolinos resultantes provocan el calentamiento del material dentro del horno de inducción.

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